Daniel Samper Pizano. De la Academia Colombiana de la Lengua<\/em><\/strong><\/p>\n

\u00a0<\/em><\/strong>Muy a menudo a los colombianos nos preguntan: \u201c\u00bfEs verdad que ustedes hablan el mejor espa\u00f1ol del mundo?\u201d No ha faltado la cuesti\u00f3n con motivo de la Feria del Libro en Guadalajara 2007, donde Colombia ha sido invitada especial. Esta vez, la inquietud procede del suplemento de libros Hoja por Hoja,<\/em> a la que hace eco Donde dice\u2026., <\/em>la revista de Fud\u00e9u.<\/p>\n

Las respuestas que demos pueden clasificarse en tres escuelas:<\/p>\n

1 La escuela narcisista, que contesta de manera desvergonzada \u201cS\u00ed, es verdad\u201d. Resulta aconsejable que quienes optan por tan tajante y soberana afirmaci\u00f3n procuren ser breves, porque podr\u00e1n enredarse en las faldas de su propia respuesta. S\u00e9 de un antiguo ministro algo pomposo que, n seguida de aceptar con fruici\u00f3n el aserto, agreg\u00f3 que ello se deb\u00eda en buena parte a la labor educativa de su gobierno, pues antes \u201chubieron <\/em>otros que no se preocuparon tanto por el buen uso del espa\u00f1ol\u201d<\/p>\n

2 La escuela de la modesta flor, que niega con sonrojo la pregunta, pues profesa normas de cortes\u00eda que impiden aceptar la alabanza en causa propia.<\/p>\n

3La escuela ecl\u00e9ctica, que parece decir que no, pero dice que s\u00ed.<\/p>\n

Yo pertenezco a esta \u00faltima. Al o\u00edr la pregunta amago con sorprenderme, finjo un poco de embarazo y ofrezco por todo comentario una sonrisa que pretende ser humilde. Pero que en ning\u00fan momento niega el contenido del interrogante.<\/p>\n

En realidad, la mejor respuesta la dio hace a\u00f1os Jos\u00e9 Antonio Le\u00f3n Rey, un colombiano que fue delegado por Am\u00e9rica Latina ante sus colegas de la Real Academia Espa\u00f1ola. \u201cYo no s\u00e9 si los colombianos somos quienes mejor castellano hablamos \u2013dijo el maestro Le\u00f3n Rey-, pero seguramente somos quienes m\u00e1s amamos esta lengua.\u201d<\/p>\n

Ah\u00ed les dejo esa l\u00e1pida.<\/p>\n

Afincado en ella, planteo la pr\u00f3xima pregunta: \u201c\u00bfPor qu\u00e9 raz\u00f3n se dice que somos quienes mejor uso hacemos del espa\u00f1ol?\u201d<\/p>\n

Lo primero que se me ocurre es la Ley del Estereotipo. Basta con que eches a rodar un lugar com\u00fan para que la gente se adhiera e \u00e9l. Algunos, inclusive, consideran que parte de la sabidur\u00eda corriente en materia filol\u00f3gica consiste en afirmar que los colombianos dominamos la lengua de Cervantes mejor que nadie. Benditos sean. D\u00e9jenlos que lo piensen y d\u00e9jenlos que lo afirmen. Llevamos a cuestas los colombianos tantos estereotipos ignominiosos que se agradece infinitamente este solidario sambenito favorable.<\/p>\n

(En este punto, el ciudadano colombiano digno se encrespa y afirma que \u201cno existe un sambenito favorable <\/em>, pues todo sambenito es necesariamente peyorativo y difamatorio\u201d\u2026Surge entonces una interminable pol\u00e9mica que contagia a todos los parroquianos del caf\u00e9).<\/p>\n

Pero yo no soy un ciudadano colombiano digno, sino un miembro, ni m\u00e1s ni menos, de la Academia Colombiana de la Lengua, as\u00ed que debo seguir mi camino y explorar el tema que nos ocupa. Si: \u00bfpor qu\u00e9 diablos se dice que hablamos el espa\u00f1ol m\u00e1s puro?<\/p>\n

Respondo: \u201cNo lo s\u00e9\u201d Y a\u00f1ado: \u201cPero tratar\u00e9 de averiguarlo\u201d<\/p>\n

\u00bfSer\u00e1 acaso, porque era colombiano don Rufino Jos\u00e9 Cuervo (1844-1911), que emprendi\u00f3, con la \u00fanica ayuda de su hermano, la preparaci\u00f3n del hom\u00e9rico Diccionario de construcci\u00f3n y r\u00e9gimen, <\/em>portentosa haza\u00f1a desarrollada en ocho vol\u00famenes y 9.536 p\u00e1ginas? Don Rufino consumi\u00f3 en este tratado los \u00faltimos cuarenta a\u00f1os de su vida, pero solo alcanz\u00f3 hasta la letra D. Se necesitaron ochenta y tres a\u00f1os y cincuenta fil\u00f3logos m\u00e1s para llegar a la Z.<\/p>\n

\u00bfPor ventura debemos esa fama a don Ezequiel Uricoechea (1834-1880), ling\u00fcista bogotano que, despu\u00e9s de publicar numerosos ensayos sobre el espa\u00f1ol, fue profesor de lenguas orientales en universidades europeas, tradujo al franc\u00e9s una gram\u00e1tica \u00e1rabe y muri\u00f3 en Beirut cuando se dirig\u00eda a estudiar la parla de las tribus del desierto?<\/p>\n

Es posible que hayamos ganado el honroso prestigio por cuenta de don Miguel Antonio Caro (1843-1909). Que sin haber salido de Bogot\u00e1, traduc\u00eda a los cl\u00e1sicos latinos y griegos y escrib\u00eda a mediados del siglo XIX esponjosos tratados gramaticales sobre estas dos lenguas arcaicas que solo usaban eruditos como \u00e9l; o al general Rafael Uribe Uribe (1859-1914), inspirador del coronel Aureliano Buend\u00eda garciamarquiano, que, en medio de las muchas guerras civiles que libr\u00f3, rob\u00f3 tiempo a la p\u00f3lvora para escribir un Diccionario abreviado de galicismos <\/em>de 376 p\u00e1ginas; o quiz\u00e1s a don Jos\u00e9 Manuel Marroqu\u00edn, poeta festivo y p\u00e9simo presidente de la Rep\u00fablica, que perdi\u00f3 la soberan\u00eda sobre Panam\u00e1 pero nos dej\u00f3 un encantador tratado de ortograf\u00eda en verso y unas lecciones de ret\u00f3rica y po\u00e9tica que siguen siendo consulta obligada de especialistas. O a lo mejor conquistamos la indestructible fama por haber fundado la primera Academia de la lengua en Am\u00e9rica, por la profusi\u00f3n y el \u00e9xito de las columnas de prensa sobre asuntos de lenguaje que se publican en mi pa\u00eds o por ser patria de un premio Nobel al que muchos equiparan con Cervantes\u2026<\/p>\n

M\u00e1s que analizar las virtudes del espa\u00f1ol que se habla en Colombia, Malcolm Deas. Un profesor de Oxford que nos ha estudiado con curiosidad de amoroso entom\u00f3logo, se interesa por lo que denomina \u201cla obsesi\u00f3n nacional filol\u00f3gico-gramatical\u201d. Seg\u00fan \u00e9l, en Colombia \u201cel dominio del idioma lleg\u00f3 a ser, y lo fue durante mucho tiempo, elemento del poder pol\u00edtico\u201d.<\/p>\n

A juzgar por la manera como hoy se expresan muchos pol\u00edticos, ya no lo es. Y a juzgar por las cosas que uno escucha en la calle, lee en la prensa oye en la radio y la televisi\u00f3n, ese dominio del idioma resulta cada vez menos evidente.<\/p>\n

Pero el orgullo y el prestigio nos siguen acompa\u00f1ando, y Dios quiera que as\u00ed se mantenga durante mucho tiempo. Porque algo debe de haber en el fondo, un celo extra\u00f1o que a muchos colombianos nos impele a proteger el espa\u00f1ol como si los dem\u00e1s que lo hablan atentaran contra \u00e9l.<\/p>\n

Quiz\u00e1s es cuesti\u00f3n de idiosincrasia. Nos ense\u00f1an los corridos que el mexicano est\u00e1 dispuesto a matar por una mujer. El colombiano, solo si aparece escrita con g<\/strong>.<\/p>\n

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